lunes, agosto 20, 2007

Esa mujer (Filio)

Estuve releyendo los signos que me llevaron a esta felicidad y llegué nuevamente a esta letra que ilumina hoy mi pensar en ti, y que eriza mi piel mientras la escucho en la guitarra de ese mágico mejicano.

Esa mujer (Alejandro Filio)

Se queda como piedra en mis sentidos,
jugando con mi piel y su niñez.
Se lleva mis palomas hasta su nido,
les enseña a volar y a conocer.

Mi soledad se volvió imposible en su voz,
dividió la luna entre dos
tomando su parte.

Es la verdad,

esa mujer entró en mi canción
y no será sencillo callar su amor.

Con un listón de estrellas se ata el cabello,
se adorna la cintura con el sol
y luego entra despacio en mi pensamiento
quedándose completa en mi ilusión.

Y mi soledad se volvió imposible en su voz,
dividió la luna entre dos
tomando su parte.


Es la verdad,
esa mujer entró en mi canción
y no será sencillo callar su amor,
y no será sencillo callar su amor.

lunes, agosto 13, 2007

23 años

Se acercó a la ventana para ver si hoy salía el sol que él tanto anheló en su vida, aquél por el cual valiera la pena romper ese letargo lacerante. Todo sigue igual, pensó ella, viendo desde dentro de su oscura habitación cómo las gotas de lluvia resbalaban por la ventana a centímentros de su boca que agitada empañaba el vidrio y la realidad. "Son 23 años que no sale el sol", llegan a acariciar sus labios cansados. Él, como siempre, descansa sin inmutarse, sin quejarse en lo absoluto como si la gracia del vacío lo alimentara y deleitara en cada momento.

Ella es alta, delgada y morena. En realidad, ha perdido esas características poco a poco en los últimos 23 años. Su joroba la hace ver varios centímetros más baja y el mundo le queda cada vez más grande y ajeno. Su otrora esbeltez se ha convertido en cuerpo de hambre de alma. Su hermosa piel morena, tersa y sensual ya no lo es más; la reemplaza un insípido color impuro impensable en paletas de pintores. Para él, ella fue la inspiración de sus óleos y la fuente de erotismo permanente.

Él fue igualmente alto, apuesto e inteligente. Hoy, no es más que un finado reposando en la cama donde su alma se separó de su cuerpo hace 23 años en busca del sol que quiso abrigar toda su vida. Para ella, él es la esperanza del amor verdadero perdido para siempre, la esperanza de ver el sol en cada amanecer.

jueves, agosto 02, 2007

En ti

Despierto cada madrugada en sudor con olor a ti, a tu recuerdo, a tus ansias, a tus movimientos, a tu pasión, a tu sexo. Siento aún el recorrido de tu humedad sobre mí. El lento movimiento de la lengua tuya con pasmado péndulo sobre mi cuello en dirección al sur en busca de calor mutuo que nos aísle del mundo de fuera. Extraño ese rose constante de tu vientre contra mí fruto de moverme dentro tuyo, de saber que eres quien domina la escena de mis sensaciones y excitaciones.

Recorro en mi mente –pues no me queda mejor remedio- el camino trazado y tomado hasta tus senos que tiernamente y sin condiciones amarran mis manos cada vez que te quiero sin ropas o cada vez que me das con tu mirada el permiso de sentirme único dentro de ti.

En este momento recuerdo todo detalle, pese a que te rodean otras cuatro paredes que crean un espacio lejano a mí y a mi imaginación. Recuerdo, sin embargo, que esas mismas cuatro paredes abrigaron nuestros cuerpos semidesnudos, uno sobre el otro, para juntar la desesperación de no tenerse y calmar con fuego el fuego que ardía dentro nuestro. Calmaste y agitaste con gestos tiernamente obscenos la locura del penetrar en tus pensamientos, en tus ojos y en donde se unen tus piernas para cobijar la prueba firme de mi excitación.

Desierto



Cuéntame lo que hoy dijo el desierto sin ti. Dime que no es coincidencia que el sol te contara que fue el días más seco en tu ausencia y en su historia. Que por un momento la arena perdió su poesía al sentir al viento fugitivo en tu busca. Que los vientos buscan caminos inhóspitos donde encontrar el rastro de tu cabello en manos de otros vientos.

Cuéntame si es verdad que no hubo cactus que pudieran retener agua y sobrevivir en la ardiente calidez de pensar en ti y no tenerte. Que la ternura del agua se aburrió de alimentar a la enamoradiza palmera para formar refugios de ilusiones de salvación. Que no hay ya forma alguna de varar en tu desierto y morir en desesperación apasionante.

Dime si es verdad que el calor quema -y no arde- cuando tu sombra no es el rastro que sigue la mía. Que el azul del cielo se ha convertido en un óleo de un viejo artista frustrado. Que los mensajes ancestrales de los astros olvidaron sentido en todo este paisaje desolado de tu sonrisa.

Dime si todo ello es cierto, o es si es simplemente tu vacío en mis brazos en círculo.