martes, setiembre 29, 2009

Dormí contigo


Paris derramó la lágrima más triste en mi rostro,

pero a la vez fue la más alegre, tremenda contradicción.

La tristeza de no tenerte produjo mares en mis ojos,

mares incontenibles, que no paran desde hace semanas.

Esa dura tempestad sería capaz de hundir barcos,

tan fácilmente como destrozar corazones deshechos

en el día más soleado de un florido verano

donde tus ojos son látigos de felicidad.


Sin embargo, esta vez, la tempestad fue alegre, viva.

Aquella lágrima recorrió mi nariz y mejilla suavemente,

casi como si no tocara mi piel, sino simplemente la rozara.

un roce que sólo he sentido perpetrado por tus dedos.


Estabas presente, sin duda, en esa lágrima dulce.

Esa lágrima dulce eras tú, lo sentí en la oscuridad del cuarto.

En ese instante se acabó la soledad, se acabó la tristeza.

Entró en mí la calma, se fueron las dudas y se arrimó el sueño.


Dormí contigo.

jueves, setiembre 24, 2009

Presente sin estar

Proceso en silencio brutal el largo recorrido entre los sonidos de la aguja que marca los segundos en mi reloj. En ninguno de ellos apareces pero en todos te haces presente.


La extraña magia de tus ojos juega un truco a mi solitaria mente haciéndola creer que a mi lado estás. No veo tus manos posarse sobre mi rostro pero siento tus caricias.


Cada paso en Paris es un nuevo conocer que me reclama compañía, la tuya, para el simple comentario o el profundo reflexionar. Ni tus oídos oyen ni tus comentarios se escuchan pero siempre siento un sonido de respuesta tuya.


Las estaciones del metro son más solitarias cuando hay más gente que se empuja y ni se mira, como si se tratase de mundos paralelos individuales. Sólo tú, sin estar, me haces sentir en dúo, en pareja, en alianza y en complicidad.


Es sólo en el sexo donde esa pertenencia pierde significancia en tanto sin ti no hay más que ágiles manos sin sabor a amor, casi como un acto de autoprostitución.

lunes, setiembre 14, 2009

Desde que llegué a esta ciudad no ha habido día en que mi tristeza no se materialice en lágrimas. En ocasiones son momentos largos, en otras ocasiones son momentos cortos pero intensos.

La nostalgia de tu amor no tiene modales. Me arriba en cualquier hora y en cualquier lugar. No soporta las calles románticas, los puentes llenos de sentimientos ni las miradas que otros amantes se dan. Mis sentimientos simplemente afloran sin importarle ni mi propio cuerpo.

Los ojos húmedos me hacen sentir cercano a ti. Eso es bueno y malo. Malo, por supuesto, por el dolor pero bueno porque en cada tristeza te veo a mi lado, te imagino más cerca, escucho tu voz y hasta siento tu aroma.

También tengo momento de felicidad con estas mismas extensiones, afortunadamente. La mezcla de ambas me hace vivir y me da fuerzas para continuar con esta puta decisión de separarnos sólo en la distancia más no en el corazón. ¡Salud, por un futuro juntos!

domingo, setiembre 13, 2009

Tenía ganas de empezar este post de una forma muy triste pues la distancia que nos separa invita a hacerlo. Para buscar esa inspiración de la nostalgia decidí escuchar música. Desde que antes de viajar no lo había hecho pues sé que cada nota, cada sonido, cada letra tiene tu nombre. Es, pues, una muerte anunciada.

Prendí el ipod y la primera canción que apareció fue “we can work it out” de los Beatles. Su fuerza, ganas y coraje me llenaron el vacío que has dejado temporalmente con sinfonías que cantan a mi espíritu tal como si yo te estuviera cantando a ti.

Dejo este post, ahí, en la punta del corazón y la esperanza.

jueves, setiembre 03, 2009

Testimonio antes de la distancia

Lima, 3 de septiembre 2009

Será muy difícil guardar tus recuerdos, empacarlos y tenerte presente a tantos kilómetros de distancia en cada momento. Tengo muy en cuenta que mis maletas no son capaces de almacenar lo bella que ha sido la vida a tu lado en estos dos años. Menos aún, mi billetera tiene esa capacidad si lo único que cabe ahí son fotos parciales de tu cuerpo. Ni siquiera extendiendo las barreras de nuestros imaginarios corazones llegarán al tamaño apropiado para albergar todo lo que has significado para mí.

Así como ciertos hitos marcan la historia de un país o la historia de la humanidad en un antes y un después, mi vida también reclama una distinción similar desde que tú llegaste a ella. Es injusto no hacerlo ya que todo lo que he aprendido a tu lado desmerece bondadosamente y con elegancia lo vivido con anterioridad. Si de ese amor es que han hablado los poetas, las novelas y las películas, no entiendo por qué ese arte –el del verdadero amar- no se ha convertido en una ley universal y alcanzable para cualquiera.

En realidad, creo saberlo por qué. En muchos sentidos, eres única. De eso estoy convencido. Tus cualidades como persona abundan y abruman. Me hacen sentir que los ángeles son terrestres y están entre nosotros haciéndose pasar como un humano cualquiera. Entre tus infinitas bondades sólo quiero destacar algunas pues es poco lo que estas líneas soporten. Tu forma de ver la vida y tu sonrisa agrupan a muchas de esas bondades. La sonrisa del día a día, la sonrisa que regalas sin pedir nada a cambio, la sonrisa al encontrarnos aunque sea por quinta vez en el día, en fin, la sonrisa a la vida. La música de tu sonrisa alegra mi corazón y lo ha hecho unirse en felicidad, esperanza y amor. La calidad de compañera es otra de tus cualidades que amo. Es fácil imaginarse la vida eterna contigo, envejeciendo frente a un parque, a la orilla del mar, en la cama de nuestra habitación. Siento que contigo no sólo tejo una relación de a dos sino de a muchos. Imaginarte a mi lado en el futuro me empuja, sin darme cuenta, a proyectar una relación sólida, larga y con basta vida alrededor, debo decir, hijos y nietos. Sólo agrego una cualidad más: Tus ganas de aprender. Abierta a muchas cosas y siempre con las ganas de cambiar al mundo, en un sentido muy literal, no me deja de sorprender que no te endurezcas frente a nuevas formas de ver y comprender la vida y la sociedad. Buscas espacios que otros, como yo, simplemente destinan a respirar para repensar lo pensado con el objetivo de refinar, apuntar, aclarar o profundizar.

Por supuesto, otras cualidades se quedan celosas por no ser mencionadas. Para no dejarlas insatisfechas algunas te entrego: Tu gracia, tu dedicación, tu inteligencia, tu mundo, tu amistad, tu cariño, tu empatía, tu fuerza, tu erotismo.

Acabar estas líneas implica un cierre temporal al día de hoy que, en realidad, termina siendo injusto pues estas líneas no son más que uno de los primeros granos que caen del reloj de arena recién volteado. Mi amor, nuestro amor, es una historia que parece cargada de milenios encima. Su fuerza e intensidad en sólo estos dos años irán creciendo y acumulándose. Eso sí, construyámoslo juntos con mucha paciencia, cariño, amor y sinceridad. Te amo con todos esos adjetivos encima (y muchos más). No nos preocupemos tanto de la distancia que simplemente nos obligará a construir un puente más largo, fuerte y resistente para nuestra vida juntos.

Un gran beso eterno