lunes, agosto 13, 2007

23 años

Se acercó a la ventana para ver si hoy salía el sol que él tanto anheló en su vida, aquél por el cual valiera la pena romper ese letargo lacerante. Todo sigue igual, pensó ella, viendo desde dentro de su oscura habitación cómo las gotas de lluvia resbalaban por la ventana a centímentros de su boca que agitada empañaba el vidrio y la realidad. "Son 23 años que no sale el sol", llegan a acariciar sus labios cansados. Él, como siempre, descansa sin inmutarse, sin quejarse en lo absoluto como si la gracia del vacío lo alimentara y deleitara en cada momento.

Ella es alta, delgada y morena. En realidad, ha perdido esas características poco a poco en los últimos 23 años. Su joroba la hace ver varios centímetros más baja y el mundo le queda cada vez más grande y ajeno. Su otrora esbeltez se ha convertido en cuerpo de hambre de alma. Su hermosa piel morena, tersa y sensual ya no lo es más; la reemplaza un insípido color impuro impensable en paletas de pintores. Para él, ella fue la inspiración de sus óleos y la fuente de erotismo permanente.

Él fue igualmente alto, apuesto e inteligente. Hoy, no es más que un finado reposando en la cama donde su alma se separó de su cuerpo hace 23 años en busca del sol que quiso abrigar toda su vida. Para ella, él es la esperanza del amor verdadero perdido para siempre, la esperanza de ver el sol en cada amanecer.

2 comentarios:

Sandy dijo...

Una historia un tanto victoriana quizas? Inluso yo diria que se puede comparar con el concepto de la melancolia?

jejeje no obstante fantastico el modo de presentar tan cruda realidad¡¡¡

Besos¡¡¡

Desde el otro lado del teclado Sandy!!!

Jok€r dijo...

melancolica y linda ingrediente perfecto para una historia tan triste un beso nos leemos