Desde que llegué a esta ciudad no ha habido día en que mi tristeza no se materialice en lágrimas. En ocasiones son momentos largos, en otras ocasiones son momentos cortos pero intensos.
La nostalgia de tu amor no tiene modales. Me arriba en cualquier hora y en cualquier lugar. No soporta las calles románticas, los puentes llenos de sentimientos ni las miradas que otros amantes se dan. Mis sentimientos simplemente afloran sin importarle ni mi propio cuerpo.
Los ojos húmedos me hacen sentir cercano a ti. Eso es bueno y malo. Malo, por supuesto, por el dolor pero bueno porque en cada tristeza te veo a mi lado, te imagino más cerca, escucho tu voz y hasta siento tu aroma.
También tengo momento de felicidad con estas mismas extensiones, afortunadamente. La mezcla de ambas me hace vivir y me da fuerzas para continuar con esta puta decisión de separarnos sólo en la distancia más no en el corazón. ¡Salud, por un futuro juntos!
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