jueves, setiembre 24, 2009

Presente sin estar

Proceso en silencio brutal el largo recorrido entre los sonidos de la aguja que marca los segundos en mi reloj. En ninguno de ellos apareces pero en todos te haces presente.


La extraña magia de tus ojos juega un truco a mi solitaria mente haciéndola creer que a mi lado estás. No veo tus manos posarse sobre mi rostro pero siento tus caricias.


Cada paso en Paris es un nuevo conocer que me reclama compañía, la tuya, para el simple comentario o el profundo reflexionar. Ni tus oídos oyen ni tus comentarios se escuchan pero siempre siento un sonido de respuesta tuya.


Las estaciones del metro son más solitarias cuando hay más gente que se empuja y ni se mira, como si se tratase de mundos paralelos individuales. Sólo tú, sin estar, me haces sentir en dúo, en pareja, en alianza y en complicidad.


Es sólo en el sexo donde esa pertenencia pierde significancia en tanto sin ti no hay más que ágiles manos sin sabor a amor, casi como un acto de autoprostitución.

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